Julia Horrillo: “Que alguien vea algo en tí y apueste por tí es de las sensaciones más bonitas del mundo”

Julia Horrillo es modelo, guionista y poetisa. Comenzó en el mundo de la moda hace un par de años y todo gracias a su gran referente, Tara Lynn. Ha trabajado —y sigue trabajando— para grandes firmas comerciales y revistas internacionales mientras trabaja como guionista y se centra en proyectos personales. 

¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo de la moda como modelo curvy?

Comencé a modelar cuando tenía 19 años. Conocí durante el verano a una modelo curvy y me sorprendió que hubiera modelos de tallas grandes en activo en esa época dentro de España. Tenemos que pensar que era 2016, apenas estaba consolidándose el movimiento curvy, y en España no había casi marcas (comerciales) que usaran tallas grandes. Tengo la sensación de haber empezado ya en los últimos momentos «embrionarios» de la industria curvy, antes de que diera el boom –quizás sea una impresión mía—. Pero vamos, por resumir, me puse en contacto con Francina Models (yo en esos momentos estudiaba y vivía en Barcelona, fuera de casa, porque yo me he criado en Sevilla), agencia a la que conocía porque representaban a Tara Lynn, y les mandé unas cuantas polaroids. Vamos, dos fotos que me hizo una amiga contra la pared blanca de mi casa. Llevaba un vestido de tirantes de terciopelo rojo y el pelo por la cintura. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Al poco me citaron en la agencia y al día siguiente de la cita me mandaron el contrato. Y, poco a poco, fuimos haciendo fotos para tener un book medio decente y empecé a hacer algunos e-commerce. Nada glamuroso, pero ganaba dinero, que es a lo que yo iba: a pagarme la carrera.

¿Qué dificultades tuviste cuando entraste como modelo curvy en el mundo de la moda y cuales tienes en la actualidad?

Principalmente que era una industria muy poco consolidada y apenas había oportunidades. Lo que había en ese momento era sobre todo e-commerce de marcas de ropa de tallas grandes. En ese momento además yo llevaba una 40 y eso era una talla medio-baja, pero pronto empecé a calzar una 42, que es en realidad la talla que casi siempre he llevado desde los 16. La única razón por la que llevaba una 40 cuando empecé es porque me estaba recuperando de un trastorno alimenticio y aún seguía algo baja de peso. De alguna forma me había metido a modelo curvy también para empezar a entender mi cuerpo como una herramienta de trabajo, y forzarme a aceptarme como soy.

Ahora mismo el problema que tengo a nivel personal es que, como al final yo me metí por lo comercial para hacer dinero, no consigo tantas oportunidades dentro de lo que es la moda o la imagen. Aunque he hecho cosas interesantes, tampoco tengo una gran variedad de registros en mi book, lo cual me frustra mucho porque soy una persona artística (soy guionista y poetisa) y me gustaría poder participar en proyectos más creativos, donde todo el equipo esté inspirado. Este año estoy intentando centrarme en ello, quiero descubrir qué puedo hacer, y voy a apoyarme mucho también en mis agencia de fuera (MUSE Management en NYC y Dominique Models en Bélgica), ya que la moda curvy en esos países está más normalizada. En España queda mucho camino por recorrer para ver la diversidad de modelos de tallas grandes en nuestras pasarelas que podemos ver, por ejemplo, en Londres o en Copenhague.

¿Tienes algún referente?

Como modelo, por norma general, es Jill Kortleve la que ha dominado los moodboards de los trabajos a los que he ido. Es porque tenemos tallas similares y, durante un rato largo, el mismo corte de pelo. Y cejas anchas, aunque más quisiera tener yo sus cejas. Es una mujer preciosa, elegante y con personalidad.

En la vida mi referente es mi madre. No conozco mujer más resiliente, fuerte, generosa y entregada. Toda mi filosofía de trabajo la he inspirado en ella; ser práctica, profesional y responsable. Ella también fue modelo cuando era jovencita, también para ganarse la vida, y cuando empecé me decía: «Delante de la cámara no valen dudas, que la cámara las nota. Hay que hacer que se enamore. Luego ya, cuando te quiten el objetivo de delante, puedes tener toda la vergüenza que quieras».

¿Es verdad que la moda es inclusiva en las tallas o falta mucho por hacer?

Hace falta mucho. Cuando estemos todas en el mismo board, hablamos. Quiero decir, cuando no haya distinción por tallas. Cuando de lo mismo una 34 que una 46. Cuando dejen de exigirle a mis compañeras regulars que adelgacen. No me cabe en la cabeza que en una industria donde yo trabajo tenga compañeras que estén a dieta 7 meses al año. De todos modos, basta con ver el porcentaje de representación en pasarelas de curvys y regulars.

Foto: Instagram Julia Horrillo.
¿Qué es lo que más te gusta de ser modelo? ¿Y lo que menos?

Lo que más me gusta es que me permite seguir estudiando y escribiendo, a la vez que puedo tanto trabajar para mantenerme, como viajar por muchísimas partes del mundo y participar en los proyectos creativos de otras personas. Para mi el tandem perfecto es ese; trabajo comercial para vivir, trabajo creativo para ser feliz, y tiempo para seguir cultivando mis ambiciones dentro de la escritura y el cine.

Gracias al modelaje me he podido permitir dos másters, uno de guion y otro de producción ejecutiva. Gracias al modelaje me he podido mantener mientras saco adelante un proyecto al que ya le he dado 7 años de mi vida y que está cogiendo forma. Gracias al modelaje he vivido en Londres y en Nueva York, aunque sea poquito tiempo. Gracias al modelaje tengo dos VOGUE España con mi cara por ahí metida. Es muy fuerte. Se me olvida lo fuerte que es.

Quizás esa es una de las cosas que menos me gusta. Es una industria competitiva y muy intermitente. Un año eres la reina del mambo, de currar y estas en todos lados, y al año siguiente la cosa se relaja hasta el punto que te planteas si se ha acabado para siempre. Me cuesta ser consciente de lo lejos que he llegado, y me cuesta sentirme orgullosa, cuando de pronto parece que es el fin. Me acuerdo que cuando me preparaba el visado para EEUU me tocó hacer un recorrido por todos los trabajos que he hecho y pensaba «vaya tela, se me olvida a veces que jamás en la vida pensé que estaría en los escaparates de Oysho y Calzedonia, o haría Adolfo Dominguez». Quizás es por mi personalidad, que tengo una tendencia  a la autocrítica y al cinismo, pero me cuesta celebrar los éxitos en una industria donde se viven tantas frustraciones. Quizás me protejo de sentir que fracaso si tampoco pienso que triunfo, y eso a la larga puede ser un poco deprimente.

Tampoco me gusta nada estar tanto tiempo lejos de la gente a la que quiero. He conocido a muchísima gente, muchísima gente maravillosa, pero también me he perdido muchos momentazos por estar trabajando fuera. Y bueno, compararte con los demás… En fin, otro tema. Abunda el FOMO laboral y personal.

¿Crees que la sociedad está preparada para la moda curvy?

La moda curvy debería de ser moda y ya está. ¿Qué más da la talla? No voy a ser tan simplista como para decir «haced la ropa más grande», mejor sería, «adaptad la ropa a otros tipos de cuerpos», pero no entiendo por qué tiene que haber una separación entre «moda» y «moda curvy». 

Me gustaría que dejaran de existir y simplemente todas fuéramos «modelos»

Julia Horrillo, modelo, guionista y poetisa

De todos modos, yo creo que las redes sociales —dentro de qué están enfocadas al narcisismo y el individualismo y la obsesión por la imagen— han hecho mucho por normalizar todo tipo de cuerpos. Mucho más que las marcas, si me apuras. O quizás es como tengo montados mis algoritmos. Lo que quiero decir es que la gente está más que preparada para verse a sí misma reflejada en la industria, quizás es la industria la que no está preparada del todo para dar el paso. Al final, aunque hay ponentes super cañeros, frescos y jóvenes que apuestan por darle la vuelta a todo y reivindicar la diversidad, todavía hay resistencias a dejar atrás una versión de la industria  más tradicional, por así decirlo.

Además del modelaje, ¿Cuáles son tus gustos y aficiones?

Soy guionista y ahora estoy haciendo un máster en producción ejecutiva. Estoy desarrollando un proyecto de largometraje de animación con una productora de Barcelona, muy poco a poco eh, y un par de proyectos personales más. No va nada mal, el largo va cogiendo forma, y nos han seleccionado en varios laboratorios y residencias de cine de prestigio nacional e internacional. Estoy muy contenta. Además, acabo de firmar para publicar mi primer poemario. Siento siempre que soy un poco Hannah Montanna, entre un trabajo tremendamente superficial y otro tremendamente visceral.

¿Cuál ha sido el momento más especial que has experimentado en tu carrera?

La primera vez que me vi en un escaparate fue en el Oysho de la plaza del ayuntamiento de París. Osea esto es más por surrealista que por otra cosa, además de eso, que era mi primera vez en un escaparate. Me habían dejado volar para hacer un casting, recién post-pandemia, y todavía era complicado volar sin permiso de trabajo, así que apenas había turistas y París estaba vacío. Me di un paseo para matar las horas y ahí estaba mi culazo, enfundado en un legging, en la plaza del ayuntamiento de París. Muy loco.

También cuando me compré Vogue y vi mi cara entre las páginas. Fue tan fuerte que creo que aún no he vivido la emoción del todo, como si no hubiera pasado nunca. Me acuerdo cuando mi booker me confirmó el trabajo… Recuerdo que pensé, «seguro que se han confundido, que quieren a otra». Mis amigos se compraron un ejemplar todos para que se lo firmara, los muy tontos. Además, al poco tiempo me escribió directamente por Instagram una booker de Nueva York para decirme que si quería que me representaran ahí. Muy loco. Creo que ese mensaje me hizo más ilusión que irme a Nueva York en sí. Que alguien vea algo en tí y apueste por tí es de las sensaciones más bonitas del mundo.

¿Qué cambiarías en relación al concepto de modelos curvy y el significado que tienen en la industria?

Me gustaría que dejaran de existir y simplemente todas fuéramos «modelos» y ya está y todas viviríamos felices celebrando nuestras diferencias y no metidas en distintos sacos para distintas cosas.

¿Crees que las redes sociales pueden ayudar a dar mayor presencia a modelos curvy?

Creo que lo hacen. Lo he explicado un poco más arriba, pero al final han hecho más por normalizar la diversidad que la industria. Es más, diría que han forzado a la industria a espabilar. No te sabría decir en qué momento Instagram dejó de reproducir el concepto de la chica anoréxica tumblr y se puso las botas del body positive, pero sí que hubo un shift hacía celebrar la salud y las diferencias. De cuerpo, de identidad, de sexualidad. Fue un proceso como democrático en el sentido de que creo que nació de la gente, no fue una moda impuesta desde arriba. Que al final la industria es como es y ha cabalgado esta ola y se ha beneficiado de ella para lucrarse, pero al menos el mensaje va por el buen camino.

¿Con qué tres palabras definirías tu estilo?

Sensual, divertido, neutro.

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